

Casi en el anonimato, Edurne Pasabán está haciendo historia. La última gesta de la alpinista ha sido hollar en la cima del Kangchenjunga, la tercera montaña más alta del planeta con 8.558 metros). La montañera de Tolosa es la mujer que más ochomiles suma (doce). Sólo le quedan dos por coronar, el Shisma Pagma y el Annapurna, que tiene programado para el próximo año.
Su última gesta no la ha sido sencillo de conseguir. Edurne estaba tocada. Desde unos días antes a intentar conquistar la cima tenía gripe. No podía pronunciar palabra, la garganta le dolía en cuanto intentaba pronunciar algún sonido y, además, los oídos la molestaban. Pero nada de esto contrarrestó sus ganas.
Salieron del campo IV de madrugada. La noche era despejada y el viento soplaba a 40 kilómetros por hora, mucho menos que el huracanado que ya les había privado de otro intento el día anterior. A pesar de los 25 grados bajo cero, la altura y las dificultades montañosas, Edurne logró su objetivo. Llegó a la cima acompañada de Juanito Oiarzabal (que coronó su vigesimotercer ochomil), se hicieron unas fotos para recordar el momento y comenzaron el descenso. Finalmente, tras más de 22 horas desde el momento que salieron de sus tiendas de campaña, regresaron. En cuanto Edurne cayó en el saco de dormir, cayó rendida.
La coronación del Kangchenjunga tiene aún más mérito si se tiene en cuenta que está siendo una temporada de frustraciones en el Himalaya. El mal tiempo y las continuas avalanchas han limitado este año las opciones de cima para los escaladores.
Foto: Ferrán Latorre