

Si bien se viene el Mundial de Fútbol de Sudáfrica, y todo debe terminarse de manera rápida, esta época del año es la elegida para dar por culminada varias de las ligas de fútbol del mundo. Ese el caso del torneo de Uruguay.
El pasado martes 18 de mayo se llevó a cabo el encuentro entre Peñarol y Nacional, los equipos más importantes de Uruguay. Este superclásico decidió quien de los dos se convertiría en el nuevo rey de la liga de ese país sudamericano.
Es importante destacar que este partido era el tercero y último de la definición de este torneo y que, obviamente, fue disputados por “manyas” y “bolsos”, como se lo conocen en esas latitudes.
El primero de los clásicos fue ganado por Nacional, lo que lo habilitó a jugar dos partidos más. De haber ganado Peñarol, se hubiese convertido en campeón con anticipación y sin disputar dos partidos más, por haber ganado la tabla anual (fue el equipo que cosechó más puntos entre Apertura y Clausura).
Como el segundo partido entre ambos fue ganado por Peñarol por la mínima diferencia, al equipo amarillo y negro le servían dos resultados en este segundo encuentro para salir campeón: ganar o empatar.
Por su parte, Nacional debía ganar por un gol para ir a tiempo suplementario y/o penales o vencer por más de un gol, ya que en esta definición se tenían en cuenta los goles de diferencia.
Finalmente el tercer partido terminó en empate uno a uno, resultado que convirtió automáticamente a Peñarol en el nuevo campeón de Uruguay, tras siete años de sequía de títulos. El último campeonato fue en el año 2003 cuando el equipo estaba dirigido por el mismo entrenador, Diego Aguirre, una de las personas más queridas en el club sudamericano.
Es importante recordar que hace poco tiempo el equipo de Peñarol fue distinguido como el “Mejor Equipo del Siglo XX de América del Sur” por la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS, por sus siglas en inglés).
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Mi equipo, Magnifíco!!!!!!!!