

Da igual que el actual número uno de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP) sea Rafa Nadal, uno de los nuestros. No hay excusas para no reconocer los méritos del que para muchos es el mejor tenista de la historia.
Roger Federer no defraudó en su toma de contacto con la Caja Mágica y venció al sueco Robin Soderling por un tanteo de 6-1 y 7-5 tras una setenta minutos de juego. El Estadio Manolo Santana se llenó de VIPS para ver el debut del 'Expreso suizo', que no falló, sobre todo en el primer set. Una manga sin mucha historia en la que el suizo se mostró muy superior, jugando con autoridad desde el fondo de la pista y moviendo a su rival de lado a lado de la pista.
El sueco plantó más batalla en el segundo set, donde llegó incluso a disponer de un break a su favor, que sin embargo desperdició. A Soderling le tembló la mano en los compases finales, cediendo su saque en el undécimo juego, y a Federer le llegó la inspiración de los grandes campeones y cerró el partido como tal, con un saque directo.
Resulta hermoso comprobar cómo aún hay deportes donde se respeta el honor y la trayectoria profesional. En el que los éxitos despiertan admiración y no envidias.
Ojalá que la sana rivalidad que hay entre Roger Federer y Rafa Nadal se convierta en un ejemplo para el resto de deportes en los que la deportividad brilla por su ausencia. Lo digo por el fútbol, en el que aún tienen mucho que aprender de otros.
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