

Al que mejor imita es a Rafa Nadal. Si sobre la pista la superioridad del manacorense es incontestable, sobre un escenario no tiene nada que hacer ante el serbio. El ritual es siempre el mismo: limpia con su Nike la línea de saque. Se mete una de las pelotas en el bolsillo. Bota la otra bola al mismo tiempo y, casi sin pensarlo, con la mano derecha se libera el centro de su trasero de las incomodidades de su ropa interior. Las consecuencias son las risas de los aficionados que le piden que no pare y continúe con el show.
Andy Roddick es otro de sus favoritos. El tenista estadounidense tiene una serie de actos reflejos que no pasan desapercibidos para Djokovic. Antes de sacar, siempre se toca la camiseta a la altura de los hombros, como si intentara despegarla de la piel. Posteriormente, tira la pelota hacia arriba y cuando aún se encuentra en trayectoria ascendente le pega si apenas abrir ángulo con su codo.
El suizo Roger Federer es también uno de sus elegidos para el espectáculo. El que hasta la llegada de Nadal era el número uno tiene unos movimientos perfectos sobre la pista que pasarán a la historia de la estética del deporte de la raqueta. Tan perfectos que el serbio los reproduce a la perfección. Las carcajadas de los espectadores le motivan para seguir buscando objetivos.
Djokovic decidió imitar también a Maria Sharapova. El circuito femenino tiembla ante los ojos del serbio, que refleja los gritos de la rusa con realismo y dramatismos. Si cierras los ojos te crees estar en un partido de ella, aunque en cuanto los abres, descubres la realidad.
Por cierto; ¿Sabían que a Novak Djokovic los tenistas españoles le llaman Jesulín por su tremendo parecido con el torero?
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