Igor Astarloa es el más representativo y el que tiene un mayor tirón mediático después de proclamarse campeón absoluto del mundo en ruta en 2003. En su carrera deportiva ya fue expulsado del equipo Milram italiano por sospechas de dopaje, aunque nunca llegó a dar positivo en ningún control.
Por su parte, Ricardo Serrano, que ya tuvo problemas con su tasa de hematocrito cuando corría en el Kaiku, fue suspendido por su actual escuadra (Fuji-Servetto), tras llegar a la meta en la última etapa de la vuelta a Suiza. El caso de Rubén Lobato es el más curioso, ya que actualmente había colgado la bicicleta y no tenía licencia para correr, por lo que tampoco tenía ninguna obligación de dar explicaciones sobre lo que hace en sus actividades diarias.
La UCI sospecha que se pueden haber dopado tras seguir la evolución de sus análisis después de la creación del pasaporte biológico en octubre de 2007. Aunque no se trata de un positivo como tal, sí que se han detectado cambios bruscos en unos valores que pueden verse alterados debido al uso de sustancias dopantes. Tampoco se descarta que la lista de la UCI pudiera incluir nuevos nombres antes de que comience el Tour de Francia. La UCI va de la mano de la Agencia Mundial Antidopaje para detectar a los tramposos que no aceptan la legalidad vigente para competir.
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