Un año más, con cifras estratosféricas. El partido ha contado con la afluencia de 103.219 personas al estado de Dallas (aunque no bate el récord en un partido de la NFL, como se pretendía), millones de espectadores en todo el mundo (sólo en Estados Unidos más de 90 millones). Las principales empresas y marcas aprovechan este partido para anunciarse, que tiran la casa por la ventana (más de 2,3 millones de euros cuesta un anuncio de medio minuto). Las entradas han costado la friolera de 2.000 euros de media. En definitiva, un espectáculo y no solamente deportivo que mueve millones de dólares cada año. Y que cuenta con las actuaciones de los mejores artistas. Este año hubo intervenciones musicales de Christina Aguilera (con equivocación en la interpretación del himno de Estados Unidos incluida), Black Eyed Peas y Usher.
Era la final soñada por todo el mundo. Los Packers, favoritos en todas las apuestas por el gran juego demostrado durante toda la temporada, campeones en 3 ocasiones de la SuperBowl y los Steleers, equipo con más títulos de la historia (seis), y gran dominador en los últimos años con tres finales (contando la de este domingo en Dallas) en los últimos seis años y el apoyo de una de la aficiones más numerosas y fieles de toda la liga. Con dos estilos totalmente opuestos, los Packers con un juego ofensivo, rápido, veloz y con gran calidad en sus pases que ha impresionado a todo el mundo. Liderados por su quaterback, Aaron Rodgers, una de las jóvenes promesas de la liga y que ya es considerado por uno de los mejores y llamado a marcar una época. En cambio, los Steelers de Pittsburgh es un equipo claramente defensivo. De hecho, tiene una defensa casi impenetrable para los equipos rivales y cuenta con una de las estrellas de la NFL, el controvertido Big Ben Roethlisberger.
El partido tuvo un protagonista indiscutible, Aaron Rodgers, que fue clave durante todo el partido, pero sobretodo en los momentos clave del primer y último cuarto. En el primer cuarto, un brillante pase suyo a Jordy Nelson, que éste anotó, empezó a marcar las diferencias. Así los Packers se pusieron con un claro 14-0 que provocó que los Steelers tuvieran que jugar el resto del partido contracorriente.
En el segundo cuarto, Roethlisberger tiró de su equipo para intentar remontar, pero Rodgers seguía a lo suyo, dando otro pase de touchdown, que permitía mantener un margen cómodo de diferencia. Así se llego 21-10 al descanso y la impresión de que el equipo de Green Bay era superior.
Sin embargo, la segunda parte nos trajo un partido intenso y lleno de emoción con unos Steelers que iban a vender muy cara su derrota. Un touchdown de Rashard Mendenhall dejó las espadas en todo lo alto para el último cuarto. 21-17 y todo por decidir. Sucesivas anotaciones de los dos equipos llevaron el partido un apretadísimo y emocionante 28-25. Pero de nuevo, Rodgers volvió a demostrar su maestría, facilitando que Mason Crosby anotará el definitivo 31-25.
Cuarto título para los Packers, justos ganadores de la liga y título MVP para un grandísimo Aaron Rodgers, que fue fundamental en la victoria de su equipo.
