Extraño partido el vivido ayer en la final del torneo de Tokio, con dos caras bien distintas por parte de los dos jugadores. La primera nos mostraba a un espectacular Nadal, que arrasaba a su rival con una gran variedad de golpes, un saque muy seguro y sin apenas casi fallos. Enfrente el escocés se veía incapaz de contrarrestar el juego del español y se limitaba a correr de lado a lado de la pista, asistiendo a los grandes puntos que nos dejó Nadal en esa primera manga. El resultado de 3-6 daba buena muestra de la superioridad del balear.
Todo parecía indicar que el partido resultaría bastante cómodo para el primer cabeza de serie. Pero Murray este año ha cambiado en un aspecto fundamental en el deporte: la concentración. En años anteriores se habría dejado ir en cuanto tuviera el marcador en contra, pero ahora es un jugador mucho más fuerte de cabeza y, lejos de venir abajo, en el segundo set cambió totalmente su estrategia de juego, con la intención de remontar el choque tan adverso. Así, el escocés, que en el primer set había estado a merced del manacorí, decidió meterse unos metros dentro de la pista y comenzar a golpear plano y mucho más fuerte a la bola. Poco a poco fue revirtiendo la situación, haciéndose con el control de los peloteos. Ahora era Nadal el que corría detrás de la pelota. El escocés convencido de una posible remontada, ofreció la versión espectacular de su tenis.
En el cuarto juego llegaría el primer break a favor del británico. Rafa, como de costumbre, no se rindió y gozó de cuatro bolas para volver a romper el saque a su rival, pero Murray las salvó y eso hizo mucho daño al español, que a partir de ese momento ya no pudo hacer nada contra el ciclón que tenía enfrente. Murray empezó a golpear aún más fuerte, viendo que la táctica había descolocado totalmente al manacorí, y volvió a obtener una ruptura de servicio, con la que acabó imponiéndose por 6-2.
Murray había dado la vuelta al partido de una forma admirable, y ya el tercer set fue un paseo militar. Nadal sólo pudo conseguir cuatro puntos en la definitiva manga, entregado y ya cansado no ofreció su habitual resistencia ante el escocés. Al final, 6-0 en este tercera manga. Un resultado que resulta raro ver cuando está Nadal enfrente, pero que fue reflejo de la espectacular transformación que sufrió ayer Andy.
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