El tenista de Onteniente saltó a la pista de toros de Marbella después de que Fernando Verdasco acusase el cansancio en el cuarto punto de la eliminatoria y con un calor insoportable perdiese el partido ante Philipp Kohlschreiber. Su experiencia le hizo jugar con naturalidad ante Andreas Beck, que por primera vez en su vida sentía en primera persona la responsabilidad de jugar en punto definitivo de una eliminatoria de la Davis.
En dos horas y veinte minutos se ventiló un partido por un triple 6-4 en el que dejó destellos de los golpes que le llevaron a ocupar el número uno del ránking ATP. Mientras que a Ferrero le interesaba alargar los puntos el mayor tiempo posible para agotar la paciencia del alemán, a Beck sólo le valía jugarse palos golpe tras golpe, consciente de la diferencia de calidad entre los dos. Si bien es cierto que el germano hizo alguno de los mejores golpes del partido, la verdadera lacra fueron los innumerables errores no forzados que cometió, fruto de intentar que cada punto se resolviera lo antes posible.
El primet set fue el más complicado para el español, que sin embargo, en los momentos decisivos hizo valer sus tablas y aprovechó la primera bola de set para adjudicársela y dejar tocado a Beck. Las dos siguientes fueron más fáciles para el de Onteniente, que se limitó a esperar sus oportunidades para ganarlas. A la conclusión del partido, Feliciano López le paseó a hombros por toda la pista ante el delirio de los aficionados que sintieron como había regresado uno de sus ídolos.
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