

Es aquí cuando la estrategia entra en juego, ¿en qué momento realizar la parada? ¿Qué tipo de neumáticos poner?, son las preguntas a las que se enfrentan los ingenieros en cada carrera. Se han de tomar decisiones importantes con muy poco margen de tiempo y el más mínimo error puede dar al traste con la carrera.
Una vez tomada la decisión sobre la parada llega el turno de los mecánicos. Han de trabajar con precisión en el mínimo tiempo posible para que el piloto pueda regresar a pista cuanto antes. El cambio de ruedas no puede demorar más de tres o cuatro segundos. La presión a la que están sometidos es máxima y cualquier error se paga muy caro. Una mala parada en boxes supone para el piloto la pérdida de posiciones en carrera o hasta el final de la misma, si al mecánico de turno se le olvida apretar la tuerca de una rueda, fallo bastante común en los pit-stops. Por el contrario, una rápida actuación de los mecánicos puede ayudar al piloto a adelantar posiciones e incluso a ganar la carrera, como ocurrió el año pasado en Monza, cuando Fernando Alonso lograba colocarse en primera posición gracias a la rapidez de sus mecánicos en el cambio de ruedas.
Así pues, no es de extrañar que los nervios estén a flor de piel en el momento de realizar el paso por boxes. Si cada piloto se detiene una media de cuatro veces por carrera con dos pilotos en cada equipo, estamos hablando de hasta ocho pasos por boxes con la presión que eso implica para los mecánicos. Por lo tanto, el éxito de la estrategia en la Fórmula 1 no solo depende de tomar la decisión oportuna en el momento adecuado, sino también de la destreza de los mecánicos en los boxes, que a fin de cuentas son los últimos responsables de su eficacia.